Selfie en el asiento del acompañante del auto. Se la nota embolada pero entusiasmada. O sea, da alegre. En el asiento de atrás se ven las hijas adolescentes con una cara de embole bárbaro. Todos están en la suya, esperando que el viaje termine, y en esos momentos quizás se vea alguna característica de la personalidad de cada uno. Ante lo tedioso e inevitable algunos se embolan y se ponen chinchudos, otros matan el tiempo entreteniéndose con banalidades. Lo copado es que involuntariamente el que vive alegre está, en casos como este, boludeando al enculado...
