miércoles, 31 de julio de 2013

November Rain

Resulta que estoy haciendo una especie de serie de posts en otro blog, para que se vayan al carajo los dos juntos :D.
Parte del trabajo de hacer esa serie de posts implica escuchar temas que me parecen horribles, solamente para sacarles mano (Mellow Yellow está re copado, pero los otros que tengo por ahora en la lista son una tortura...). Y bueno, para sacarme el último tema horrible de la cabeza puse November Rain, pero no en Grooveshark, por alguna razón busqué el video:



Y quiero dejarles algo que me dí cuenta. El tema habla de un amor que no es, la letra no es lo más original del mundo pero bueno, es lo que hay. Digamos que está bien. Lo que me gustó es algo que le vi al video. Digamos que a Slash le cabe la esposa de Axl Rose. Si el video no quiso decir eso no importa, estoy haciendo una nueva teoría de internet, lo cual supera a la realidad así que les gané. Putos.
En fin, supongamos que esto es así. Slash es el padrino de bodas y todo eso. Cuando se casan, Slash sale de la iglesia y hace un solo de guitarra, minuto 4:11. Escuchen ese solo, es un solo triste, cargado de mucha pena. Casi parece un llanto, justamente como saldría a llorar como niña chiquita alguien que le acaba de dar el anillo de casamiento a una mina de la que está enamorado para que se case con su mejor amigo, porque sabe que es mejor así, que ella va a estar mejor, etc. etc. Observen también que está solo, sufriendo solo, lo cual también se condice con que ese amor, y por lo tanto el sufrimiento, es algo bastante secreto.
Después la mina se muere, porque sí, porque siempre queda lindo poner un golpe bajo en una historia de amor, pero bueh. Lo cual nos lleva al segundo solo de Slash, mas o menos para el minuto 7. Y fíjense que ese es otro solo triste, pero la tristeza es distinta, es un llanto fuerte, a cántaros, lleno de ira por algo que pareciera ser injusto. Es un llanto enojado, mucho peor que el primero.
Quizás todo esto sea mi imaginación, pero igual no importa, o sí, vaya uno a saber. Por lo pronto, todo el tema.

viernes, 19 de julio de 2013

En su totalidad

Todos dicen que son la verdadera izquierda
Todos dicen que son el pueblo elegido
Todos dicen que son la prensa libre
Y nosotros acá, una sarta de pelotudos creyéndoles.

lunes, 17 de junio de 2013

Karma

Muchos hablan del karma, me atrevo a decir que incluso varios de los más ateos creen de manera consciente o no en él. Es que un poco conforta el creer que al malo le pasará algo más malo aún, que "a cada chancho le llega su San Martín".
Y no solamente es cuestión de creer ciegamente, varias veces se ve que eso queda confirmado cuando a alguno por hacer maldades le llega su castigo divino.
Pero les traigo una reflexión. ¿Es realmente por maldad? Pensemos un poco. Hay varios malvados a los que el castigo nunca les llegó, algunos estuvieron cerca, pero otros siguieron siempre haciendo de las suyas. ¿Hay karma para estos?
Y he aquí mi artilugio filosófico.
Hay que redefinir el karma. Las cosas malas no les pasan a los malos, les pasan a los estúpidos. El que está un paso adelante siempre va a zafar, está tan expuesto a la yeta como ustedes que leen o yo que les estoy escribiendo. Si hace pelotudeces simplemente es más propenso. Y si hace maldades pero a medias, no se cubre lo suficiente o no le importan los afectados tarde o temprano caerá.
Sí, es menos poético o "lindo" que lo que se cree, pero es lo que hay.

martes, 7 de mayo de 2013

12 segundos de oscuridad

No suelo hablar de mis gustos musicales, más que nada porque todo esto es relativo, y mis favoritos pueden hacer dormir a varios. Es más fácil hablar de lo que no nos gusta. Pero ahora voy a hablarles de algo que simplemente me pareció curioso.
Aclarado lo anterior, les aviso que voy a hablar de Drexler.
Drexler me llegó en un momento en el que estaba buscando músicas tranquilas, y por un disco que me hizo escuchar una profesora de plástica. El disco en cuestión es, justamente 12 segundos de oscuridad, y es el disco del que les quiero hablar. Pero antes de eso quiero hablarles del otro disco que tengo de Drexler, Eco.
Eco es lo que yo llamaría un "disco inocentón". Algún que otro tema de amor, algunos bien y otros un poco melosos, temas sobre lo fácil y boluda que es la vida ("Nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma"). Se podría decir que haciendo una analogía a las películas es una comedia romántica, con momentos buenos y momentos típicos de comedia romántica.
Y esa es la imagen que normalmente se tiene de Drexler, un tipo buenudo y boludón.
Quizás como puse en el post anterior (que a pesar de que salió hace una semana escribí hace 15 minutos) esto sea una cuestión de mercado.
12 segundos de oscuridad, según leí un tiempo después, es un disco que Drexler compuso después de divorciarse. Se fue a vivir un par de meses a España (creo) y en ese tiempo escribió los temas, bah, varios de esos, porque hay covers, temas que escribió en un avión, temas que escribió antes, cosas así (en el librito del disco dice cuándo los escribió). Es un disco muy distinto a Eco. Si bien hay letras más simplonas, el mensaje del disco no es de que "todo está bien", sino de que La vida es más compleja de lo que parece. Son letras que hablan de lo que se le pasaba por la cabeza en ese momento, habla por ejemplo de la infielidad en convenciones, congresos y similares como algo inherente a ellos. Habla de lo curiosa y chota que puede ser la globalización. Habla, en definitiva, de cómo es para él el mundo pero desde una perspectiva distinta a la del disco anterior "pasarán los años, cambiarán las modas, vendrán otras guerras, perderán los mismos y ojalá que tú [hermana duda]sigas teniéndome a tilo". Se ve, a su vez, como alguien que es un reflejo de este mundo: criticable, con fallas, con errores inherentes. Es, cuanto menos, más "atrevido".
Y eso es lo que me gusta de este disco, que un tipo boludón como Drexler por circunstancias de la vida ve que ésta puede ser una mierda complicada, y lejos de decidir que eso no va con su estilo va y hace un disco sobre eso.

lunes, 29 de abril de 2013

Quedan los artistas

No importa cómo, un día empecé a tocar la guitarra. Y esa parte de mi vida coincidió mas o menos con un momento en el que descubrí que la música no tenía que ser popular para ser buena, que muchas veces tales cosas eran antagónicas. Pero eso quedará para otro post.
Parte de este proceso de descubrimientos musicales y saber cómo interpretar seguramente habrán hecho que piense en vivir de eso. No les voy a mentir, me hubiera gustado. Pero más allá de no tener el talento, la suerte ni la dedicación necesarias para eso, hay algo más interesante, o por lo menos algo que había pasado por alto hasta ahora.
En realidad no sé si será aplicable a mí, yo hubiese sido un escritor de protesta o algo así (vamos, siempre hay algo de lo que quejarse). El problema en ese caso sería que no tengo las ideas tan afianzadas, y que mañana puedo convencerme de algo que hoy me parece una estupidez o que simplemente no había pensado de esa manera. Además prefiero mil veces explicar las cosas detalladamente con argumentos que escribir un estribillo pegadizo que haga que a la gente se le pegue mi idea y la diga creyendo que es profunda pero sin haberse puesto a pensar el sentido que tiene eso. Muchos lo pueden hacer bien, hay letras muy buenas allá afuera. Pero también hay muchos de esos estribilleros.
Pero me estoy alejando de lo que quería decir, y seguramente quedará como un tema secundario del post, pero bueno, qué le vamos a hacer. Yo quería hablar de las canciones de amor. Sí, esos temas melosos que inundan todas las radios. "Todos los temas hablan de eso" dice Patrick Lavelle. No estoy en contra de que se escriban, si quieren canalizar lo que sienten por ese lado bueh. Lo que no me imagino haciendo y no entiendo cómo muchos otros hacen es vender eso. Está bien, es su forma de vida y todo eso, pero no sé si da venderlo.
Incluso es más entendible que inventen, que escriban sin sentir, solamente porque queda bonito y alguno va a quedar enganchado. Pero eso también es ir en contra de los que sienten algo en serio, porque la melosidad se puede aumentar todo lo que uno quiera si se inventa, haciendo quedar menor lo verdadero.
Pero bueno, es cuestión de mercado. Así de bajo hemos caído.

jueves, 21 de marzo de 2013

Eso no soy yo.

Era el año 2007, calculo que a mediados de abril o principios de mayo. Yo estaba empezando mis estudios universitarios con el curso de ingreso, naturalmente no conocía a nadie en la comisión. Había hecho amistad con una compañera, más adelante haría amistad con otra que un par de años después sería mi novia. El asunto es que yo había hecho amistad con la primera. Era de esas personas que escribía su nombre en todos  lados, así que yo sabía que ella se llamaba Dai. Un día, un profesor hace una pregunta, yo respondo, se me cae algo al piso, me predispongo a buscarlo, el profesor me llama, no lo escucho, le pregunta a Dai cómo me llamo para hacerme la pregunta de nuevo.
¿Qué responde Dai?
"No sé".
La mina no sabía mi nombre. Y la verdad es que nunca se lo había dado. Y nos llevábamos bien.

A lo que quiero ir con esto es que los nombres no importan. Muchos de ustedes (bueno, tampoco hay muchos de ustedes...) me conocen simplemente como Mondoke o Mondokel. Mi novia y mis mejores amigos me llama por mi apodo de la secundaria (si bien ella me conoció en la universidad, ella intuyó mi apodo porque ella tuvo uno muy parecido). Y siempre soy yo, mas o menos la misma persona.
En discusiones en Facebook alguno me acusó de no dar la cara. Mi cara no importa. Mi nombre no importa. Importan mis ideas. Importa lo que pienso y cómo lo sostengo. Y eso, mal que mal, lo construyo yo y lo decido yo.

domingo, 10 de febrero de 2013

El Padre Alberto


Vivo en José C. Paz. Nací en un hospital a menos de 10 cuadras de donde vivo y fui a la primaria y secundaria en el colegio parroquial de la zona, a la vuelta de ese hospital.
Los colegios católicos en general (no conozco excepciones, pero supongo que las debe haber) no pertenecen a la Iglesia en su conjunto, sino a una determinada congregación. Las congregaciones son grupos de gente, mayormente curas y monjas, que se organizan de una determinada manera. Es algo así como "la familia" a la cual pertenece. Es más, cuando un cura firma algo siempre tiene que agregar al final las iniciales de la congregación a la cual pertenece, por ejemplo "Mons. John Yummykids M.S.F.".
Los colegios privados, por su parte y al menos en la provincia de Buenos Aires, tienen tres personas relevantes: el dueño, el director y el representante legal. Una misma persona puede tener varios de esos cargos.
El colegio en cuestión al cual yo iba pertenece a la congregación de los Misioneros de la Sagrada Familia (los dueños) y por regla general el párroco es quien auspicia de representante legal (que es algo así como el CEO del colegio, el director se encarga solamente de la parte pedagógica). En esa época quien era párroco era el Padre Alberto.
A pesar de ser un sacerdote medianamente importante, Alberto era un buen tipo. Lo poco que me acuerdo es que siempre estaba, que saludaba siempre, que parecía alguien muy accesible. Quizás alguno venga a decirme que habrá hecho cosas mal, puede ser, yo era un niño por ese entonces. Les dejo una autobiografía que calculo que habrá escrito por aquella época. Tiempo después me han dicho que "Cuando estaba Alberto se permitía hacer más cosas". Por supuesto, me lo dijeron en el ámbito de mayor confianza en un cuarto escondido.
Yo estaba en sexto o en séptimo, la verdad es que no me acuerdo. Y antes de que hagan predicciones, no, no se garchó a ningún pendejo. Creo que era un lunes. Se notaba algo de revuelo en el colegio. Los primeros rumores decían que habían entrado a robar, y además el Padre Alberto no estaba. Por mucho tiempo ese revuelo y la ausencia de Alberto fueron los únicos hechos asegurables. Todo lo demás fueron rumores, supuestos, rumores acerca de los supuestos y supuestos en base a los rumores. El consenso general es que se fugó con un remisero y que se robó plata de la escuela. Por lo que recuerdo de cómo se lo recuerda (o mejor dicho no se lo recuerda), me aventuro a decir que la parte del remisero es verdad, pero tengo mis serias dudas sobre si se llevó o no plata. Solamente puedo suponer, imaginarme al tipo con mucha presión, con incertidumbre o a alguien desconocido para mí, alguien a quien nadie conocía realmente. Pero me cuesta pensar que un párroco quien claramente prestaba más atención a la gente que a la liturgia se haya llevado dinero del lugar por el que hizo tanto. Quizás no hizo tanto, quizás el dinero simplemente estaba, quizás no había dinero y usaron eso de excusa, quizás el objetivo era solamente hacerlo quedar mal, quizás sí se lo robó para comenzar una nueva vida.
Pasaron un par de años y algunos familiares y amigos míos empezaron a decir con gran sorpresa haberlo visto por la ciudad. Eventualmente me lo crucé yo una tarde en la que iba a tomar el colectivo. Estaba más viejo y se había dejado la barba. Hoy en día se dice que trabaja en la municipalidad y se lo ve de vez en cuando. Va todos los años al bon odori, un evento importante de la colectividad japonesa a nivel de gran buenos aires.
Quizás esta historia no tenga un final acorde al largo del post, pero es una historia verdadera vista desde alguien de muy afuera. La verdad no la voy a saber nunca, y estoy bien con eso. Pero me gusta la versión de que el tipo dejó todo por un amor que él no estaba autorizado a sentir, y que varios años después no sin algo de miedo humano, le chupó un huevo lo que los demás piensen de él y volvió al pueblo que supo valorar las cosas buenas que hizo, viendo las otras cosas minúsculas al lado de sus aportes.
Si por alguna razón él está leyendo esto, que sepa que lo bancamos.